BARBOLLA

"Se ha llamado así al menos desde 1.247, en que ya se nombra Barvolla. Mantiene aún cierta población, en comparación con otros pueblos, pues viven allí 188 personas." (Ver población actual http://canales.nortecastilla.es/pueblos_segovia/023001.html )
"SIGNIFICADO: El nombre se repite en Guadalajara y Soria, en sendos "La Barbolla" . Es probable que el nombre soriano situado en las estribaciones de los picos de Urbión fuera el que se extendiese con la repoblación a Segovia y Guadalajara, como sucedió con otros, como Duruelo.
Creemos que el significado de este nombre es el de manantial en el que el agua mana a borbotones. Decimos esto porque, aunque su etimología no esta clara, los tres pueblos que llevan este nombre están situados junto a un río o arroyo, y además en castellano antiguo borbollar era burbujear, y borbolla, burbuja. Aún decimos que en un manantial, por ejemplo, el agua sale a borbotones, y en todos los casos participa la raíz borb-, que es onomatopéyica, pues recuerda el sonido que produce el agua al manar bruscamente. Sería, por tanto, un caso muy parecido al de los lugares llamados La Hirvienza, pues en ambos casos se llaman así por manantiales en los que el agua brota de manera que parece que burbujea o hierve, respectivamente. La raíz, parece que de orígen ligur, de la que provienen estas palabras castellanas, a través del vasco-ibero, y que está muy extendida en la toponímia europea, es borb-, y significa precisamente manantial. "

Del libro SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES DE LOS PUEBLOS Y DESPOBLADOS DE SEGOVIA de Pedro Luis Siguero Llorente

Cedido por Soña

martes, 31 de marzo de 2009

La Propinilla

_Niña, Marivi, ven. Anda ten cien pesetillas, y cien más para tu hermano cuando venga.
_Madre, ¿a qué les das nada?
_¡Anda pues y qué! Les doy la propinilla que quiero. Más no puedo porque no cobro mucho, pero esto…No lo gastéis todo hija. A la hucha, a la hucha…
_¡Gracias “agüela”! ¡Un beso!
_Atiende que te cuento una cosa…

(…)

Debía ser el año 1910. Era ya por la tarde cuando María entraba en el portal de la casa. Atanasio, su padre, no hacía mucho que había llegado después de echar dos o tres partidas al chito. Hoy no se le había dado bien; ¡Jodío Victor! ¡Ha estado toda la tarde en racha!

_ !Hola padre!

_ ¿De dónde vienes María? ¿No habrás visto al borrico?

_ No padre. Vengo de en ca’la Eulalia de hacer la labor. ¿No le tendrá el Isidoro?

_ El Isidoro está ahí detrás en la cochera. Anda ves a buscar al borrico que se hace de noche enseguida.

_ ¡Padre!¡No me haga ir ahora!

Atanasio se echó mano al monedero que llevaba en el chalequillo.

_Mira, María, si vas a buscar al borrico te doy una perrilla.

_ ¡Una perrilla padre! ¡Ahora mismo voy por el borrico!

María fue corriendo hasta pasada la casa del cartero pero no se veía al borrico hacia la plaza ni tampoco hacia las eras. Sería más fácil que estuviera hacia las eras. Dio la vuelta, como para casa de su tía Luisa. Se le ocurrió que la Eulalia la podía haber acompañado. Podían haber pensado juntas en qué gastar la perrilla. ¡Qué bueno era padre! Igual en ca’ la Gregoria podía comprar un poco de chocolate…

Pero justo al doblar la esquina del cerco allí estaba el borrico. ¡Ta, ta, ta! El tonto del borrico. Se había parado a comerse los hierbajos de detrás de la casa de la tía.

María tiró de él, chascando la lengua.
_Veeenga. Vaaaamos.
Al fin y al cabo no le había costado tanto encontrarle.

Atanasio estaba sentado en la piedra, fuera de la casa. Había sacado el tabaco. Le gustaba mascar un poco de tabaco antes de la cena.

_ ¡Padre, traigo el borrico!

_ No andaba muy lejos…

_ No…Ahí a la vuelta.

Atanasio escupió el tabaco. Este no le había parecido tan bueno como el que compró en Sepúlveda la vez anterior. Se apartó la boina hacia atrás, aún estaba acalorado del dichoso chito.

_Padre…

_¿Qué?

_Que me de la perrilla…

Atanasio le soltó un bofetón a su hija que no olvidaría en toda su vida.

_!¿Padre?!. Solo alcanzó a preguntar la niña, mientras se frotaba la mejilla toda colorada.

_Esto es para que aprendas a hacer las cosas cuando se te manda, sin esperar recompensa. Anda, entra y ayuda a madre con la cena.

(…)

Cuando la abuela María me contó esta historia yo debía tener la misma edad que ella entonces.
Me resbalaban los lagrimones de la pena.
Pobre “Agüelita”.
Ya no me quejaré de mi madre…
bueno…depende…

Fin

No hay comentarios: